En ese momento solo podia escuchar dos cosas: la musica amortiguada al otro lado del muro y el sonido de su respiracion. Una mano fria busco la suya y la tomo con firmeza, mientras su par le acariciaba el cuello.
Se encontraban junto a la puerta, de cara a un espejo sucio que le devolvia la mirada. No lograba recordar con claridad como y en que momento habia entrado ahi con el hombre a sus espaldas, pero estaba segura de que no estaba tan ebria como para no saberlo. Lo ultimo que lograba recordar era el momento en que lo vio por primera vez y el le sonrio como nadie lo habia hecho nunca... y luego estaban en el baño de mujeres.
Comenzaba a bajar la guardia cuando la mano libre paso del cuello a su cintura. Entonces su acompañante le susurro al oido: "Es tu primera vez en esto, no es asi? Lamento profundamente estas deplorables circunstancias, pero prometo una mejor locacion para la proxima vez." Y basto tan solo con aquel suspiro que rozo su mejilla para que todos y cada uno de sus musculos volvieran a crisparse, tal como lo hace un animal cuando cae en cuenta de que se ha convertido en presa. El debio notarlo, por que volvio a hablar, aunque esta vez con la delicadeza con la que se trata a una muñeca de cristal, una voz sedosa... irresistible: "No te asustes; nada malo te va a pasar mientras estes conmigo. Cierra los ojos, Alicia, que te voy a enseñar el pais de las maravillas".
Fue como si un hechizo se apoderara de ella. Obedecio a sus palabras y se abandono a su suerte, o mejor dicho, a los caprichos de su actual "dueño". No... el alcohol no tenia que ver en esto. Nada de lo que hubiera probado jamas seria como lo que sintio a continuacion; y todo comenzo en la madriguera del conejo, aquel baño de la disco, con sus colmillos blancos mordiendole el cuello.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario