Entre el departamento más cercano y su ubicación actual había más menos diez minutos. Diez tortuosos e interminables minutos que la parecieron horas. Volvió a pedirle al taxista que fuera más rápido y le recordó con la mirada de que controlara su curiosidad y se abstuviera de hacer preguntas impertinentes. Mientras el taxímetro corría el abrazaba por los hombros a la personita que tiritaba a su lado con las manos metidas en su bolso de cuerina.
Pago de mala gana y se bajaron a tropezones del auto. El la tomo en brazos – no es que pesara mucho – hasta la entrada del departamento, abrió la puerta sin chapa y la llevo a la única habitación. Era necesario aprovechar el tiempo mientras pudiera mantener una calma relativa… por que luego vendría el pánico – siempre viene el pánico – y era urgente parchar las cosas antes que eso pasara.
Ella seguía sentada al borde del catre, temblando como una hoja, con la mirada fija en la pared de enfrente. Le castañeaban los dientes y la piel aporcelanada adquiría paulatinamente un tono poco saludable.
Con todo el cuidado del que fue capaz tomo una de sus muñecas y tiro del extremo del bolso. Alicia no se resistió hasta que Bastián trato de soltar la Colter, ya vacía, que aferraba con ambas manos.
- Alicia… Alicia, escúchame: dame el arma. Todo esta bien, suéltala –
Abrió la boca para responder pero ningún sonido salio de ella; se limito a negar con la cabeza y volver la vista nuevamente a la pared.
- Alicia mírame, mírame! ¿recuerdas quien soy? Si? Estoy de tu parte, voy a ayudarte con esto… me voy a quedar contigo, vale? Respira profundo y dame el arma.-
En cuanto aflojo los dedos (increíble que una niña tan delicada tuviese tanta fuerza) el tomo la pistola y la tiro bajo el camastro… ya se encargaría de hacerla desaparecer.
- Y-yo…yo
- Fue para defenderte, hiciste lo que tenias que hacer. Tranquila, vas a estar bien ahora.
- Le dispare a alguien! Le dispare y lo-
Entonces rompió a llorar. Se llevo las manos al cuello en un reflejo inconciente. Bastián volvió a abrazarla, susurrando palabras de consuelo hasta que termino de llorar. Si… después del shock siempre viene el pánico.
En cuanto se quedo dormida fue a registrar el departamento. Dentro de lo rescatable había una radio a pilas, una manta polvorienta y algo de café en la cocina. No habían cortado el agua, así que puso un poco a hervir y se dio un minuto para respirar.
No era la balacera lo que le preocupaba. Incluso sabia que el tipo en cuestión era algo perverso, algo no humano. No…le preocupaba "lo que pasa después de que le revientas la cabeza a una alimaña". ¿Por qué, después de meses de reunirse con el chupasangre, había reaccionado esta noche? ¿Acaso ella también podía verlo? Sabía que "esa" estaba en la ciudad. Había escuchado sobre ella un par de veces y sabia lo que pasaba cuando se te acercaba demasiado. ¿Es que Alicia también estaba condenada? Resbalo por la pared hasta el suelo y afirmo la cabeza entre las manos. El se lo había tomado bastante bien… no estuvo solo cuando le paso y hasta ahora se las arreglaba lo mejor posible para evitar todas esas cosas raras, para mantenerse al margen… pero, ¿Alicia? Sabía que se asustaba con facilidad, que era introvertida, tan frágil. ¿Por qué ella? Era injusto, maldita sea!
El sonido de pasos ligeros lo sacó de sus pensamientos. Ahí estaba ella, totalmente calmada, con los ojos enrojecidos y desenfocados.
- Ahora lo veo, Bastián. Esta todo claro. Ella me dijo que ocurriría y así fue. Así va a ser –
Luego enfocó la mirada en su nuevo compañero. Había miedo en sus ojos, si… pero también determinación. Y algo más, algo que asustó y maravilló profundamente al moscovita. Había fe.
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